3 am y una brisa cálida
recorre el Parque nacional Vicente Pérez Rosales, una brisa que pone de
inmediato a prueba la utilización o no del tan famoso “cortavientos”, se
pensaba en lluvia, frio, mal clima… y al final nada de eso ocurrió, fuimos los
privilegiados de los 80k, que tras un comienzo acelerado por el fuerte ritmo
que se dio en la punta, logramos llegar a la cumbre del cerro la picada alrededor
de las 4.30 am, fue ese instante para mí, el mejor de la carrera, lejos una de
las vistas más lindas que me ha tocado vivir. Estaba la inmensa luna llena,
brillando fuerte y encima de nosotros, logrando una reflexión perfecta en la
nieve del perfecto señor Volcán Osorno, quien cuidaba su perímetro mostrando a
piel desnuda su blanco pecho, haciendo de nuestro ascenso un ritual de
emociones y sensaciones primitivas, por un momento esa conexión que salí a
buscar fue tanta, que olvidé estar en competencia, le digo a Gustavo e Iazaldir,
“chicos, vieron el Volcán?”… no hay respuesta (o no la escuché), pero si siento
que se dieron el tiempo de mirar tal sublime paisaje…. Tras una larga primera
bajada, noté de inmediato el ritmo que conlleva ir en la punta con tales
personajes, prácticamente volamos hacia abajo, fue un aterrizaje forzoso hasta
que encontramos los senderos y el punto de abastecimiento. Tomé un tiempo en
sacar la arena acumulada en mis North Face Ultra Trail.
Fue ahí donde Iazaldir no se
detuvo, siguió sin mostrar debilidad alguna, hasta el encuentro con la playa,
Gustavo se detuvo, tomo algo de Isotónico y siguió, yo demoré un par de
segundos más con la arena.
Parto parejo a 4 el mil por los
senderos camino a la playa, para encontrarnos con el camp y el km 37 de
competencia, veo a Iazaldir recargando hidratación y no veo a Gustavo,
obviamente se había ido y la misión era alcanzarlo, yo buscaba ir adelante y
ganar la carrera, pero también buscaba aprender de estos gigantes del trail.
Logro encontrarme una vez más en la pelea del
primer lugar, pero esta vez, encuentro a un amigo, los dos sabíamos que con lo
difícil que se estaba dando la carrera y el ritmo que llevábamos, iba a ser muy
difícil que alguien nos pase, Iazaldir ya no venía, decidimos tomarlo con
calma, conversamos, reímos, fue un buen momento ahí en la roca Vulcano. Ya en
el tope y tras una pasada en diagonal por un par de quebradas, donde la arena
volcánica y los acarreos hacían difícil mantenerse en pie.
Encontramos el sendero
que nos llevó abajo, fue una bajada técnica, rápida y resbalosa, dónde doblarte
un tobillo o conseguir un dolor de rodilla, era tan simple como parte del
juego.
Fue precisamente tras una fuerte
doblada en mi tobillo izquierdo, donde tuve que bajar el ritmo y caminar por un
par de minutos, Gustavo se me fue unos 500 mts, aún lo veía.
Un nuevo punto de control,
llenado de agua, un poco de coca cola, papas fritas (lejos la mejor mezcla en
carrera) y salgo, mi partner debía estar cerca, y me lo encuentro casi al
comenzar la 3 y última escalada, cada cierto rato mirábamos hacia atrás, no se
escuchaba nada, no se veía nadie… fue un ascenso lento pero firme, saltando
entre rocas y escalando muchas veces con las manos en el suelo, ya casi en el
tope, se sintió el viento que apareció justo cuando se necesitaba, hacía un
poco de calor y sed, los primeros rayos de sol, ya calentaban esta lava
milenaria por la cual íbamos avanzando.
Ya en el descenso, desde el
inicio el ritmo fue loco y mi rodilla izquierda no quería bajar tan rápido como
la derecha, por lo que tuve que poner la segunda y bajar enganchado….
Nuevamente el colega desaparece, le puse todos los huevos que me quedaban, pero
la diferencia en esa larga bajada fue grande…. Ya en el plano a poco más de
10km y un tremendo sol sobre el parque, el brillo de éste sobre las rocas era
bastante rudo, me di el tiempo de sacar mis lentes Tifosi y el panorama mejoró,
nuevamente me pusé a correr, donde se podía el ritmo era bajo 4 en otras partes
de subía…. 5 km antes de la meta sin darme cuenta me encontré caminando, ese
último sendero me golpeó fuerte, pasó el Rafa Fuentes (segundo lugar 64k), me
grita vamos Ferrari! Lo vi tan firme, que me prendí otra vez y volví a ritmo, ya
a 3km de la meta encontré a las máquinas de Fullrunners Temuco quienes
terminaban su recorrido de 35k, compartí un par de gritos de ánimo y me
encumbré hacia la meta a buscar mi lugar.
Fue una carrera
mágica, encontré conexión con la naturaleza, la disfruté, sufrí un poco,
aprendí mucho y el otro año ahí estaré en primera fila de la línea de partida
esperando tener nuevamente a la luna iluminando mi camino.
“la mezcla entre perseverancia y pasión, trae como seguro resultado el
triunfo".
Enzo Ferrari